domingo, 5 de octubre de 2014

El regreso de "La 26"

Noche de Viernes. Cena familiar en parrilla del barrio. En cuanto llegamos, y la apoyan, atacamos la panera (un clásico, no?). En las casas ya no se compra pan francés, vió? Al menos en la mía. En una de esas, masticando, siento un crich crich. Un objeto pedregoso en la miga del pan. Muy fino todo, me saco el objeto en cuestión de la boca. La cosita, blanquecina, se parece mucho a… un pedazo de diente. Chan. Me rompí una muela, o el arreglo de la muela, porque a esta altura casi todas tienen chapa y pintura. Me toco. Siento un vértice afiladísimo que luego, a lo largo de la cena, insisto en rozarme con la punta de la lengua mientras agendo mentalmente el llamado a la dentista para el lunes.
Qué lindo che, ya se va armando la semana!

Como soy muy suertuda, consigo de toque, pal martes nomás. Ahí me encuentro con “aros” nuevamente, tanto tiempo amiga. Esta vez lleva uno de strasses (¿) blancos y azules, mucho más discretos que los del debut. Muy amigable todo, ya nos conocemos con María (sí, como la virgen, así se llama), así que todo muy relajado. Ponele. “Qué te trae por acá?” (ya un clásico a esta altura). Le cuento el episodio de la parrillita, me acomoda el silloncito, todo un primor. Casualmente ese día amanezco con un dolor de cuello infernal, que me dificulta bastante la movilidad. El miedo no es zonzo (sí, es con Z, lo busqué). Le señalo con el índice la muelita en cuestión, me la mira y con tono afligido (¡) me bate: “Uh, sí, se te rompió (la pieza en cuestión, no el arreglo, que sigue ahí espléndido). Qué Lástima!” (¿) Bue. Y sí che. Qué pecado María. Ella: “Bueno bichi (posta, “bichi” me nicknamea), acá vas a una coronita seguro”…

Antes de proseguir, me explica que necesitamos saber si la muelita en cuestión ya tiene hecho el tratamiento de conducto. Yo ya tengo 2 ó 3 conductos en mi haber, así que bien podía ser uno de los mismos. Fueron pasando los años, claramente no sé cuáles son, en qué piezas eran, son invisibles los conductos! Como al pasar le digo -porque pienso que las chances son bajas de que sea justo ésa-: “en la que seguro tengo conducto es en la 26” (se acuerdan de Omar, no?). El que acá esté perdido y no le suene el numerito, remítase a la crónica “La 26” y lo comprenderá todo. Luego ya puede retomar. Inesperadamente María sentencia: “Esta que se te rompió ES la 26”. La Ola. (te pasa que a veces que te divertís solito?). Yo, seria: “Entonces tiene conducto”. Va a la compu, mira la historia clínica. Ella: “Estás segura??? Mirá que no me figura conducto en esa pieza”. Yo: “Segurísima María”. La mina se preguntaría por qué un paciente va a recordar un conducto por el número de la pieza, no debe ser muy usual. Siempre y cuando no te haya atendido Omar, y no hayas escrito una crónica al respecto, y te hayas reído durante meses de eso. Pero no lo podía blanquear chicos. Ella también aparece en las crónicas, y es víctima de críticas despiadadas. Descartado.
Ella: “Vamos a hacer una plaquita así chequeamos, porque acá no me figura”. (Y dale con que no te figura. LPM María, qué ironía). “Plaquita”… tienen una licenciatura en diminutivos los odontólogos. En fin, ahí vamos. Rayitos. Revelado. Ella: “Uh, se movió. Salió mal. Vamos a tener que sacarla de nuevo”. Les recuerdo: Imposible remitirme al blog. Me fumo los rayos again con cara de póquer. Qué apostolado. Ahora sí. Ella: “Tenías razón! Tiene conducto!”. Y sí flaca! Pocas veces tuve tanta certeza de algo.

Con el cuadro completo, insiste con la coronita. Con una educación de la que mi madre estaría orgullosa, le explico que no, que no voy a una “coronita” ni en pedo, por lo que sale (luquita y ½, que no condice con el puto diminutivo) y, sobre todo, porque carezco de la disposición energética para fumarme 5 (cinco!) sesiones para el pernito, el moldecito, la pruebita y la mar en coche. Ni lo sueñes María. Me quedo con esa daga en la boca. Felizmente, a 72 hs de la fractura, ya está más limadita e incorporada a mi anatomía bucal. Ni la siento mirá. Aros me ve firme, así que planillita en mano –donde tiene el tarifario de torturas-, pela Plan B: “La Estética”. Y vaya coincidencia, cuesta casi como hacerse las gomas. Más que la coronita inclusive, pero con la tentadora ventaja de resolverse en… 1 sesión. Y clin caja. 2 luquitas. Queloparió. Estoica, me niego a la segunda propuesta (me hago la Mérida porque la pieza no se ve cuando sonrío, está claro, si fuese una paleta vendo el auto con tal de no mostrarte un agujero). Yo: “No María. En serio. Me quedo así. Vamos viendo” (expresión típica heredada de mi madre cuando no tiene interés en avanzar con algo. La utiliza como una salida elegante). Parece que la ética y deontología profesional no le permite dejarme ir así como así, agujereada, por lo que, meta revisar las planillitas, de atrás pa delante, de adelante pa atrás “Oh” aparece una solución mágica… y gratis. Ella: “Ya sé! Te puedo hacer una “incrustación” (acá no usa el diminutivo porque ya sería caer en un ridículo del que no vuelve), te cuesta sólo $468.- y te la cubre tu plan!” (aclaro que pago un palo verde de obra social, y de ese color estaba yo a esa altura de la indignación).

Asi que acá estamos che, con turno para el martes próximo para el arreglo gratarola de la 26 (sí, además, liquido el temita en una sola sesión).

Haciendo balance… qué paradoja. Cuando no estoy dispuesta a negociar, me sale el mejor negocio.

A tu salud Omar.

viernes, 15 de agosto de 2014

Pobre No

La otra vez participé de un encuentro, en el que una conocida tildó, en reiteradas ocasiones y hablando acerca de diferentes personas, de “pobre”. Y no hablaba de dinero, claro está.

“Pobre”, dado su óptica, por las circunstancias que esas personas atravesaban en sus vidas. Y me quedé pensando. Esos “pobre” me quedaron revoloteando. Lo consideré un concepto poco feliz, no desde la literalidad –lo que es una obviedad-, sino desde la elección misma de esa expresión para referirme a un otro que, desde una visión completamente reduccionista, puedo llegar a compadecer… vaya a saber uno con qué criterio.

No asevero que este término sea deleznable y no aplicable en ninguna circunstancia… unas pocas que lo ameritarán. Pero estoy segura de que lo usamos, la mayoría de las veces, con una liviandad y una soberbia sorprendentes.

Tiendo a ver los desafíos que la vida me presenta como procesos. ¿Quién soy yo para tildar a otro de “pobre”? ¿Dónde me estoy parando cuándo hago esa elección semántica nada inocente? ¿Es deseable que otro hable de mí bajo esa expresión?

Relaciono el concepto “pobre” con la impotencia. El que no puede. El débil.

Quiero creer que el otro siempre puede, puede lo que está haciendo. Todos estamos en proceso permanentemente. Y creo en el otro porque creo en mí. En definitiva yo siempre soy con el otro. En espejo. Yo quiero poder. Y que el otro también pueda. A su manera.


Asi que “pobre”, no. Pobre no.

sábado, 28 de junio de 2014

18 LECCIONES DE VIDA QUE QUIERO DARLE A MI HIJA

Elegir también es un acto creativo.
Esta vez no son de mi pluma las líneas, pero sí de mi sentir.
Encontré este lúcido post de Rebecca Lammersen en la web, y decidí traducirlo, humildemente, para poder compartirlo.
Con mínimos ajustes personales, aquí lo tienen en mi blog: Que lo disfruten!

18 LECCIONES DE VIDA QUE QUIERO DARLE A MI HIJA
1. No te esfuerces por ser querida, confórmate con ser tú misma, adáptate a ser tú misma.
A través de los años, he aprendido que la gente más popular es la más insegura. Es la que se rodea a sí misma de otros para esconderse de sus propias inseguridades. Cuando te conformas con ser tú misma, nunca admitirás que alguien no sea leal a sí mismo.
2. Come postre todos los días.
Todos los días regálate algo especial. No como una recompensa, sino como un privilegio. Es un honor degustar, disfrutar y regocijarte con el sabor de lo dulce. No te niegues este privilegio. Tienes una boca, tienen papilas gustativas, úsalas!
3. Dí “No” al menos una vez al día.
No seas complaciente. No puedes hacer todo y dejar contento a todo el mundo. Entonces dí “No”. Diciéndolo te respetas a tí misma y respetas tu energía. Créeme, la gente te respetará más, porque cuando digas “Sí” hablarás en serio. De esta forma nunca nadie cuestionará tu presencia ni tus intenciones.

4. Nunca te sientas culpable por alejarte de mí, por viajar o aventurarte.
Quiero que me dejes alguna vez para viajar lejos y que sólo me envíes una postal de vez en cuando. No te traje al mundo para luego resultar una carga. Te dí a luz para darte libertad. Te amaré siempre, a 30 cm., ó a 30.000 kilometros. Vé, sé tú misma.
5. Tendrás razón cuando pienses que la clase de derivadas es aburrida… y que nunca usarás eso en la vida.
Es cierto. Aunque la paciencia que estarás cultivando sentada ahí durante la clase, y la disciplina que apliques para resolver el problema, será una base que te permitirá perseverar en otros desafíos y experiencias que se te presenten en la vida. 

6. No esperes a casarte para tener sexo.
Sólo espera hasta que conozcas a alguien que te haga sonreír, que te haga reír a carcajadas, que te respete, que tome de la mano y que no tenga miedo de llorar frente a tí.

7. Si vas de shopping y algo te gusta, no lo compres inmediatamente.
Dale pausa. Sigue con tu día, vé a dormir y al otro día, si aún sigues pensando en eso, cómpralo.
8. Elige algo en lo que tener fe.
Si tienes fe, tienes esperanza, y cuando tienes esperanzas siempre ves un camino. Cuando ves un camino, nunca te das por vencida.
9. Pon atención al susurro interno, la panza revuelta y la piel de gallina en tus brazos.
Esas sensaciones no son sensaciones en absoluto, son tu voz interior llamándote. No escuches a la segunda voz, eso es sólo la duda. Y definitivamente no escuches a la tercer voz, que seguramente es la opinión de alguien más, no la tuya. Siempre y sobre todos, confía en ti misma.

10. Córtate el pelo corto al menos una vez en la vida, te liberará.

11. Encuentra tu Yoga.
No me importa si nunca haces un shirshasana en tu vida, sólo encuentra algo que calme tu mente, y entrégate completamente a ello. Encuentra algo que mantenga tu cuerpo y tu mente conectados, sanos y trabajando juntos, porque en momentos en que todo lo demás parezca desconectado, te mantendrá enraizada y centrada.

12. Reconoce tu don.
El universo te puso en la tierra con un legado, sólo tienes que descubrirlo. Y cómo lo descubres? Mira la vida como una travesía. Aprende todo lo que puedas, lee todo lo que puedas, baila todo lo que puedas, escucha todo lo que puedas, haz todo lo que puedas, viaja todo lo que puedas… porque así es como lo descubrirás. Ya está dentro de tí, sólo necesitas avivarlo, entonces enciende tantas llamas como puedas, y fíjate cuál de ellas se mantiene ardiendo. Esto aplica para elegir un compañero de vida, y también para los amigos.
hola a los extraños, sonríele a la persona que se siente a tu lado en el bar, y a la persona detrás tuyo en la fila del supermercado. Nunca se sabe, no sólo uno de ellos podría ser una llama eterna en tu vida, sino que además podrían ayudarte a descubrir tu don. Tu don es tu legado, el legado que te ayudará a servir al mundo.

13. Mira a tu alrededor y verás el mundo, tal como lo haces ahora.
Señala y alégrate mientras que ves un pájaro volando. Quédate con tu naricita pegada al vidrio mientras que miras la lluvia caer. Recoge una hoja ó una flor y sosténla como si fuera una joya. Pónla en tu mesita de luz y adórala. Si haces esto, cuidarás del planeta, y tal vez hasta puedas ayudar a sanarlo.
14. Siempre hincha por el más débil
…porque tiene el coraje de enfrentar al más fuerte.

15. Haz contacto profundo contigo misma cuando te despidas de alguien.
Pregúntate: Me siento animada y feliz? O me siento empobrecida y desmotivada? Si te sientes animada, la persona con la que acabas de estar es un dador, manténte cerca. Si te sientes empobrecida, esa persona es un enemigo para tu corazón. No te relaciones con ella y, sobre todo, no te disculpes por ello.
16. Escribe.
Tus pensamientos son valiosos e importantes. La mejor guía a la que puedes acudir es la que viene de tí misma. Escríbelos y léelos.
17. Limpia tu cuarto.
Como mantienes tu espacio, mantienes tu mente. Cuando las cosas están prolijas, la claridad se mueve con más facilidad.
18. Si sólo vas a recordar una cosa, que sea esta: Tú eres la persona más importante en el mundo entero.
Tú determinas tu propia dirección, y si confías en tu propia brújula, siempre te mantendrás en la senda correcta.

Hija, gracias por convertirme en tu mamá.
Te amo.